¿Servirá la llegada de la Ley Sinde para acabar con la llamada «piratería» en Internet? La respuesta es sencilla: no. Las pruebas que demuestran la inutilidad de ésta y otras leyes antipiratería son cada vez más evidentes. Un claro ejemplo es la lista elaborada por Kurioso, denominada ComparteCultura, en la que se anima a compartir contenidos en la Red y se facilitan modos que sirven para dejar en evidencia a la ley antidescargas.
Mientras el Gobierno y la industria cultural y del entretenimiento se regodean por la activación de la Ley Sinde en España, la realidad y las consecuencias reales son otras. La persecución, cierre y posible bloqueo de páginas web de enlaces por parte de un órgano istrativo como la Comisión de la Propiedad Intelectual es vista por esta parte como la solución a unos supuestos «males» y pérdidas económicas que tienen demasiado de «supuestos» y poco de «mal» en la realidad.
La lista, a la que podemos acceder en la web Kurioso, nos deja un amplio directorio de webs en los que se pueden acceder a todo tipo de contenidos culturales en Internet. Bajo el hashtag Ley Sinde. Igualmente, vemos cómo Google, el mayor buscador del mundo, se convierte paradójicamente en el principal infractor de esta ley al facilitar enlaces, la práctica contra la que lucha la ley aprobada por PSOE, PP y CiU. Igualmente, es un claro ejemplo de que «es quimérico y prácticamente imposible el control de Internet sin censurar y lesionar derechos fundamentales«.
Además, se pone de relieve que la distribución de contenidos por Internet genera un «mayor interés por la cultura». Son varios los estudios que demuestran que, por ejemplo, los s de redes P2P son los que más contenidos compran. Países como Holanda o Suiza han decidido recientemente no perseguir lo que aquí se considera «piratería» por el nulo impacto económico que suponen las descargas a pesar de los lamentos de la industria. La difusión de contenidos por la Red ha demostrado incentivar «el consumo y distribución posterior de más bienes culturales».