Es frecuente que las personas mayores suelan tener problemas con las contraseñas. Los programas de gestión de contraseñas son complicados para ellos y las claves que suelen elegir no son precisamente seguras. Por eso, hay que intentar pensar en alternativas que les ayuden a tener sus cuentas de protegidas y que así no se encuentren en una situación de riesgo. Por suerte, hay varias ideas sencillas por las que pueden optar.
¿Conoces las contraseñas que usan tus padres o abuelos para acceder a su correo electrónico, Netflix o cualquier otro servicio al que tengan online? Es posible que las conozcas y que seas consciente de que son demasiado sencillas o quizá se repiten entre distintos s, porque recordar varias claves les resulta complicado. Debido a ello, te vamos a explicar varias alternativas que podrías utilizar con ellos para que sus cuentas de estén más protegidas.
Toma nota de las contraseñas
No es cómodo, pero es eficaz. Lo que tendrás que hacer es ayudarlos estableciendo una serie de nuevas contraseñas y tomando nota de ellas en un cuaderno. Es importante que este cuaderno o agenda en la que se incluyen las notas de las contraseñas esté siempre a buen recaudo y accesible para ellos. Cuando necesiten entrar en su correo electrónico solo tendrán que abrir el cuaderno e ir a la lista de contraseñas para luego teclearla.
Aunque no se trata de un sistema muy tecnológico y podría parecer que tener las contraseñas en papel no es seguro, no hay que olvidar que tus abuelos no van a tener problemas en tener el cuaderno por casa. Al fin y al cabo, nadie irá en busca del mismo ni habrá atacantes que quieran buscar sus contraseñas para ver dónde las tienen. Apuntarlas en papel te permitirá que cada servicio pueda tener su propia clave y que no sean cortas, puesto que podrán teclear los dígitos y letras con calma cuando las vayan a utilizar.
sistemas para ver las contraseñas ocultas tras los asteriscos, pero quizá sea algo complicado para tus mayores.
Refuerza su seguridad
Además de esto, ten en cuenta que las contraseñas tampoco deberían permanecer sin cambiarse durante mucho tiempo. Las personas mayores, y hablamos de s que no utilizan Internet de manera habitual, no suelen usarlas en exceso, pero de todas maneras necesitarán que se actualicen cada cierto tiempo para evitar problemas. No estaría de más que intentases explicarles cómo funciona un gestor de contraseñas, pero sabemos por experiencia que, en muchos casos, es una misión muy difícil. Por otra parte, recuerda informarles de los peligros de pulsar en enlaces o de abrir correos y mensajes que puedan ser sospechosos. Porque por mucho que su contraseña sea buena y difícil de adivinar, si acaban cayendo en un ataque, sus s podrían acabar comprometidos. Con suerte, eso nunca les ocurrirá.