Nuestra actividad en Internet tiene una huella de carbono. Enviar un email emite 4 gramos de CO2 a la atmósfera, y si lleva un archivo adjunto, la cifra sube a 50 gramos. Esta cifra se obtiene calculando el consumo energético equivalente de enviar un email por parte de las partes involucradas: el ordenador del , los servidores de red necesarios para almacenarlo, el consumo energético de los nodos de red para transferirlo, etc. Sin embargo, ¿qué consume más energía, ver algo en Netflix o descargar un torrent?
A simple vista, lo más lógico puede ser Netflix, ya que estamos haciendo streaming de un contenido directamente sin tener que descargarlo. Sin embargo, hay que tener en cuenta todo el proceso intermedio por el que tiene que pasar la información hasta llegar a nuestro hogar, donde la de un torrent es mucho más rápida y sencilla de lo que parece gracias al protocolo P2P.
El torrent es muy eficiente gracias al P2P
En el caso de un torrent, la cifra puede variar mucho dependiendo del tamaño del archivo, su ubicación, su popularidad, sus semillas,
En definitiva, la eficiencia del torrent depende de la cantidad de archivos que estés compartiendo y descargando, donde conforme más archivos tengas a la vez, más eficiente será. Las conexiones de fibra óptica también ayudan a reducir la huella ecológica al permitir transferir más información en menos tiempo, por lo que podemos apagar el ordenador tras haber descargado el archivo en apenas unos minutos en lugar de tenerlo encendido durante la duración de la visualización.
También hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, las compañías irán teniendo una huella ecológica menor, a la vez que el mix energético de los países va usando cada vez más energías renovables. Por suerte, actualmente consumir contenido multimedia por streaming de manera legal es muy eficiente; mucho más que ir a un establecimiento físico en coche a comprarlo como había que hacer antes de la llegada masiva de plataformas de streaming como Netflix.