Mathy Vanhoef es un nombre que no gusta nada en la Wi-Fi Alliance. Este investigador de seguridad fue el primero en encontrar la vulnerabilidad KRACK de WPA2 que forzó la creación de WPA3. Más adelante, descubrió nuevas vulnerabilidades en WPA2 en agosto de 2018 y en octubre de 2018. A partir de que la Wi-Fi Alliance anunciase WPA3, Vanhoef se propuso analizar la seguridad de este nuevo método de protección para el WiFi, y en abril de este año encontró una vulnerabilidad bautizada como Dragonblood. Ahora, ha encontrado dos vulnerabilidades más relacionadas con ella.
En concreto, Mathy Vanhoef ha descubierto dos vulnerabilidades junto a otro investigador llamado Eyal Ronel. Estos fallos se encuentran en las recomendaciones de seguridad que hace la Wi-Fi Alliance a los fabricantes para mitigar los ataques basados en Dragonblood. A través de esos fallos, un atacante puede conocer las operaciones criptográficas de WPA3 y obtener la contraseña WiFi.
La Wi-Fi Alliance podría tener que crear WPA 3.1
Como consecuencia de estos fallos, la Wi-Fi Alliance se podría ver obligada a crear WPA 3.1, ya que las soluciones para este fallo no son retrocompatibles con las implementaciones actuales de WPA3. Vanhoef ha criticado a la Wi-Fi Alliance por el desarrollo cerrado que está haciendo con WPA3, lo cual impide que la comunidad pueda contribuir a su seguridad, pudiendo evitar la aparición de graves vulnerabilidades como las descubiertas este mes.
Es muy difícil implementar Dragonfly en WPA3 sin que haya ataques de canal lateral, y muestra que basar la seguridad de un estándar en «recomendaciones» a los fabricantes es una irresponsabilidad por parte de la Wi-Fi Alliance, según afirma Vanhoef. Algunos dispositivos de bajo consumo pueden decidir no implementar todas las medidas que protegen de las vulnerabilidades que Vanhoef ha descubierto, lo que los expone a ataques.