A principios de la década de los 2000, el CD era el medio de almacenamiento inalterable más popular, y todo lo que en él se grababa se creía que iba a durar para siempre. El problema es que los CD y DVD grabables se degradan con el tiempo (discos que toman un tono bronceado, o cuyas zonas externas se van “pudriendo”), así como generar otros problemas si se rayan, como pérdida de datos o que se vuelvan ilegibles. Vamos a analizar los factores que pueden dañar y afectar a los discos.
CD, DVD y Blu-ray: vulnerables al paso del tiempo
Para empezar, recordamos que los CD y los DVD originales son diferentes a los vírgenes. Los que compramos para grabar en nuestra casa permiten hacerlo mediante un láser en nuestro grabador, mientras que los originales son copias realizadas a través de un “master” original. Estos últimos son mucho más duraderos ante el paso del tiempo, pero su resistencia a ser rayados depende de si es un CD, un DVD o un Blu-Ray.
Esto es debido a que las rayas no alteran el enfoque de la luz del láser, el cual puede llegar a los datos almacenados en la capa superior. Por ello, no sólo hay que tener cuidado al no dañar la parte trasera del disco, sino también con la parte frontal, ya que, si la luz se pasa, no podrá leer los datos grabados en el disco, que están mucho más cerca del frontal que de la parte trasera. Los CD, al desgastarse con el paso del tiempo, también dañan su parte superior.
El deterioro con el tiempo de los discos es un problema bastante grave, sobre todo para los coleccionistas. El deterioro hace que los discos pierdan datos o que se vuelvan totalmente ilegibles. Por suerte, cada vez tendemos más a tener copias de seguridad de nuestros archivos en unidades de almacenamiento como discos duros, así como copias de seguridad en la nube.