Actualizar el hardware de un ordenador de sobremesa es relativamente sencillo, ya que puedes cambiar y ampliar casi cualquier componente de manera modular (siempre que haya un mínimo de compatibilidad, como procesadores del mismo socket que la placa base o misma iteración de RAM). En los ordenadores portátiles esto es más complicado, y el margen de actualización es menor habiendo partes que están soldadas a la placa base, como la tarjeta gráfica, por lo que se plantea el dilema de si es mejor actualizarlo o comprar uno nuevo. Vamos a ver hasta dónde podemos actualizarlo.
¿Podemos actualizar el portátil?
Primero tenemos que saber qué partes de nuestro portátil se pueden actualizar. Generalmente, en un portátil normal podremos cambiar la memoria RAM, el lector de DVD, la antena WiFi, la batería, y las unidades de almacenamiento (en formato de 2,5 pulgadas o M.2). Para conocer qué partes podemos actualizar de nuestro portátil tenemos herramientas como Crucial System Scanner Tool, que nos dice qué partes tenemos disponibles para actualizar.
En el caso de no querer instalar un programa, podemos apuntar el modelo de nuestro portátil y escribir en Google el nombre del modelo seguido de ‘actualizar X componente’, o upgrade en el caso de que no encontremos resultados en español. Además, suele haber guías de reparación en YouTube o iFixit que muestran cómo es nuestro portátil por dentro para hacernos una idea sin tener que desmontar nuestra unidad.
Los portátiles actuales son cada vez más finos, y se suele sacrificar en ocasiones la posibilidad de actualizar o reparar determinados componentes, encontrándonos la RAM o el chip WiFi soldados a la placa, o la batería no extraíble. Cuanto menos aire haya dentro del portátil, más fino se podrá hacer.
¿Qué necesitamos actualizar?
Si nos encontramos con que abrimos muchas páginas o programas a la vez, probablemente necesitemos añadir más RAM a nuestro ordenador. Si por el contrario el sistema carga lento o tarda mucho en abrir programas, necesitaremos un SSD. Para cambiar la unidad de almacenamiento, tenemos que analizar varios factores:
- Cuantas bahías de 2,5 pulgadas tenemos. Si nuestro portátil viene con sólo una ocupada por el disco duro, poner un SSD supondría reemplazarlo.
- Si nuestro portátil cuenta con una bahía 2,5 pulgadas para el disco duro, y un slot M.2 para un SSD de ese formato. En los dos últimos años cada vez son más los portátiles que incluyen este sistema.
- Si no tenemos más huecos libres, podemos sustituir el lector de DVD por una bahía que nos permita alojar un disco duro o SSD de 2,5 pulgadas. Estos rios se llaman Caddy, y cuestan apenas 8 euros en Amazon.
Las tarjetas WiFi vienen en formato mini-PCIe, y qué tipo de RAM tenemos y cuál es su frecuencia y latencia.
Con respecto a los SSD, cualquiera de 2,5 pulgadas es compatible con nuestra bahía. Con los SSD M.2, no obstante, hay que tener cuidado y comprobar que su longitud es similar a la que permite nuestro portátil, aunque éstos suelen venir preparados para alojar los más largos y comunes, que son los 2280. 22 es el ancho en milímetros, y 80 la longitud en milímetros.
En definitiva, ¿es mejor actualizar o comprar un portátil nuevo?
Hay varios factores que nos muestran que ya es tiempo de jubilar nuestro ordenador. No poder instalar Windows 10 porque no alcancemos los requisitos mínimos, no poder ejecutar programas con soltura, tiempos de carga lentísimos por doquier, no poder reproducir vídeos 1080p, falta de espacio de almacenamiento, ruido, o temperaturas de funcionamiento tan elevadas que provoquen que el portátil se apague. En este último caso, una limpieza o cambiar la pasta térmica pueden alargar un poco la vida del dispositivo.
Por suerte, los ordenadores portátiles son cada vez más baratos para las prestaciones que ofrecen. Un ordenador de 500 euros ofrece unas características muy competitivas, y el rendimiento, desgraciadamente, lleva años sin sufrir aumentos significativos al igual que está ocurriendo en los ordenadores de sobremesa en el campo de los procesadores, aunque no así en el de las tarjetas gráficas, donde los portátiles están recibiendo ahora prácticamente las mismas versiones de escritorio en el caso de NVIDIA.
Un SSD puede dar una nueva vida a un ordenador portátil, mientras que más RAM puede ayudarte a abrir más programas a la vez, pero el procesador y la tarjeta gráfica van a seguir siendo los mismos. En el caso de que te veas abocado a comprar uno, si realmente lo usas, lo acabarás agradeciendo.