Aunque de moda, las videocámaras subjetivas de GoPro no ofrecen los resultados que, producto del marketing, el mercado cree que puede alcanzar. La experiencia de uso de las GoPro demuestra que desde el modelo más bajo de gama hasta el más caro, ninguno de ellos ofrece la calidad que podemos ver en los vídeos promocionales.
Hace poco más de 10 años, GoPro comenzaba con la comercialización de su primera videocámara deportiva, tras dos años reuniendo dinero para la compañía a través de otros negocios. Después de una década, GoPro lanzó recientemente su nueva familia de videocámaras subjetivas, continuando con la misma línea. Cada año, GoPro introduce en sus nuevos modelos procesadores más potentes, resoluciones de grabación más altas y algunas otras características. Ahora bien, también vemos año tras año nuevos vídeos promocionales cada vez más increíbles, con una calidad realmente sorprendente. ¿Es esta la calidad que ofrece una GoPro recién comprada? En absoluto.
La decepción llega cuando un «normal» desembolsa entre 125 y 480 euros para comprar una videocámara GoPro de entre los 5 modelos que actualmente ocupan su catálogo. Y es que, aunque nos será difícil encontrar información que refleje esta realidad, los vídeos promocionales poco tienen que ver con los que nosotros podremos conseguir grabar. En el siguiente vídeo podéis ver una prueba del modelo Hero 3 Black con resolución Full HD 1920 x 1080 píxeles.
Viendo el vídeo anterior -no editado-, así como muchísimos otros que podemos encontrar en Internet o que nosotros mismos podemos hacer con una GoPro, nos damos cuenta de que, evidentemente, la cámara no alcanza el potencial que, según los vídeos promocionales, sí debería. En cualquier caso, lo mejor es ahondar en la cuestión para conocer cuáles son exactamente los puntos débiles de las
GoPro, la cámara reservada para «expertos»
Si pensabas que era tan «fácil» como ahorrar para una de estas videocámaras deportivas, comprar, abrirla y comenzar a grabar vídeos espectaculares, estás muy equivocado. Esas imágenes espectaculares que vemos en YouTube y en las redes sociales, tanto fotografías como vídeos, son producto de la edición. Cualquier vídeo no editado que consultemos nos dejará ver la calidad real de estas videocámaras, sus aberraciones de color y contraste y ese molesto ruido cuando la luz escasea. Ahora bien, podemos conseguir los mismos resultados que en los vídeos promocionales. ¿Cómo? En primer lugar, utilizando una gran cantidad de videocámaras, para dar dinamismo con diferentes planos. Y en cuanto a la calidad, necesitaremos dar con las condiciones óptimas de iluminación, o bien «forzarlas», y a partir de aquí sentarnos frente al ordenador y Adobe After Effects, Sony Pro Vegas, o cualquier otro software especializado en edición de vídeo. ¿En cuanto al sonido? Poco puede valer de lo captado con una GoPro… ¿no te extrañaba que todos los vídeos vengan acompañados de una «banda sonora» ajena al vídeo? Así que, si pensaste en algún momento que las GoPro estaban reservadas a los expertos en deportes de riesgo, puede ser, pero también para los expertos en edición de vídeo.